Tal y como tratamos hace ya un tiempo en nuestro blog, la chirimoya del futuro sería más dulce y aromática si cabe, resistiría mejor a las inclemencias del transporte y la recolección y, lo más importante, carecería de pepitas.

Sí, las pepitas son un "mal menor" que debemos padecer para disfrutar de la chirimoya. Pero a veces se presentan en tal cantidad que ocupan un porcentaje más que considerable de la pieza de fruta, y pueden llegar a fastidiarnos bastante al degustarla. De hecho, la técnica más habitual para consumirla (con cucharilla de postre) está íntimamente ligada, entre otras cosas, a la presencia de las molestas semillas.

Esto, ahora, parece que al fin va a cambiar. Y las noticias que nos llegan parecen mucho más plausibles que las de entonces. Tal y como publica el diario español ABC, tras más de 20 años de pruebas y estudios parece que por fin está casi a punto para su comercialización la variedad en la que han estado trabajando los científicos del CSIC (Consejo Superior de Investigaciones Científicas). La nueva variedad ya cuenta incluso con un nombre: Alborán. Vendrá a complementar a nuestra ya vieja conocida Fino del Jete, y es muy probable que la tengamos en nuestras mesas mucho antes de lo que nos pensamos, ya que su temporada comprenderá de diciembre a junio y se encuentra ya en los últimos pasos antes de ser autorizada por las autoridades europeas, por lo que, quien sabe, tal vez los aficionados chirimoyeros estas navidades tengamos un regalo de lo más especial.

Más de cinco años hemos tenido que esperar para que se materializara esta noticia. ¡Ya contamos los meses que nos quedan para tener a la chirimoya Alborán entre nosotros!